domingo, 9 de diciembre de 2012

Capítulo 1


-Joder tía que sueño tengo.
-Ya ves, esto de levantarse tan temprano no creo que sea nada bueno…
-Cómo os gustará quejaros… ¡si ya son las 10!
-Que ya son las 10 dice… como si fuera poco…
-Te recuerdo que en dos semanas vas a tener que volver a levantarte a las 7, que el verano no es eterno muy a tu pesar.
-Como te gusta deprimirme de verdad, parece que te pagasen un pastón cada vez que lo haces… podíamos ir a pachas ¿no?
-Anda callaros que yo me tendré que levantar a las 6 y media si no quiero perder el bús…
-Es que sí, pobre Nora. ¿Por qué no vienes en coche como el año pasado?
-Pues porque mi padre entra a trabajar media hora antes y a mi madre se le ha jodido el coche.
-Oh, pobrecita. Bueno pues a Ale y a mí nos encantará verte usar el transporte público durante un tiempo.
-¡Qué ataque más gratuito! Si a mí me encanta usar el transporte público… Pero hay demasiada gente y me agobio…
-Yaya, tú lo que pasa es que te gustaría quedarte a solas de vez en cuando con algún conductor…
-Pero, ¿tú eres tonta? Ya puedes correr porque como te coja te vas a arrepentir de todo lo que has soltado por esa bocaza.
Las dos chicas empiezan a correr y gritar por toda la calle. Alejandra las mira y se ríe. Sí, están un poco locas, pero son las mejores amigas que ha tenido jamás. No las cambiaría por nada del mundo. Su mirada se para en un banco, ese banco. No puede evitar pensar en lo que sucedió hace tan solo una semana. No sabe si será capaz de retener las lágrimas que están empezando a aparecer en sus ojos. Un nuevo grito la devuelve a la realidad. Nora acaba de alcanzar a Iria y está forcejeando con ella para tirarla al suelo. Alejandra deja atrás sus pensamientos y ese banco y corre hacia ellas. Cuando llega, Iria ya está en el suelo y Nora está encima suya haciéndola cosquillas.
-¿Qué decías del autobús? Es que me ha parecido entenderte mal…- dice Nora sin parar de hacerla cosquillas.
-¡Nada, nada! Para joder que ya me duele la tripa y se me va a ensuciar toda la ropa- dice Iria entre carcajadas.
-¿Seguro? Porque yo he entendido otra cosa.
Iria ya no puede contestar. No para de reírse, le falta el aire y la tripa cada vez le duele más.
-Anda Nora déjala ya, creo que ya ha aprendido la lección- dice Alejandra riéndose.
-No sé yo. Bueno, por esta vez te libras, y dale las gracias a Ale que parece que es tu ángel de la guarda, pero como te pille y estemos solas no vas a tener a nadie que te ayude… recuérdalo.
-Vale vale entendido- contesta Iria incorporándose-.Lo que usted mande- dice simulando una reverencia y sacándole la lengua.
-Así me gusta. Y ahora venga deja de hacer el cenutrio y vámonos que llegamos tarde.
Iria le lanza una mirada de odio pero enseguida se transforma en una sonrisa.
-¡Ay cuanto las quiero yo!- dice Nora y las tres se abrazan.
-A todo esto, ¿dónde vamos?- pregunta Alejandra.
-Es una sorpresa querida, lo sabrás cuando lleguemos- dice Nora con aire misterioso.
Iria y Nora se ríen y Alejandra las mira, confusa. Sí, es cierto, no hay nadie como ellas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario