-Joder tía que sueño tengo.
-Ya ves, esto de levantarse tan temprano no creo que sea
nada bueno…
-Cómo os gustará quejaros… ¡si ya son las 10!
-Que ya son las 10 dice… como si fuera poco…
-Te recuerdo que en dos semanas vas a tener que volver a
levantarte a las 7, que el verano no es eterno muy a tu pesar.
-Como te gusta deprimirme de verdad, parece que te pagasen
un pastón cada vez que lo haces… podíamos ir a pachas ¿no?
-Anda callaros que yo me tendré que levantar a las 6 y media
si no quiero perder el bús…
-Es que sí, pobre Nora. ¿Por qué no vienes en coche como el
año pasado?
-Pues porque mi padre entra a trabajar media hora antes y a
mi madre se le ha jodido el coche.
-Oh, pobrecita. Bueno pues a Ale y a mí nos encantará verte usar
el transporte público durante un tiempo.
-¡Qué ataque más gratuito! Si a mí me encanta usar el
transporte público… Pero hay demasiada gente y me agobio…
-Yaya, tú lo que pasa es que te gustaría quedarte a solas de
vez en cuando con algún conductor…
-Pero, ¿tú eres tonta? Ya puedes correr porque como te coja
te vas a arrepentir de todo lo que has soltado por esa bocaza.
Las dos chicas empiezan a correr y gritar por toda la calle.
Alejandra las mira y se ríe. Sí, están un poco locas, pero son las mejores
amigas que ha tenido jamás. No las cambiaría por nada del mundo. Su mirada se
para en un banco, ese banco. No puede evitar pensar en lo que sucedió hace tan
solo una semana. No sabe si será capaz de retener las lágrimas que están
empezando a aparecer en sus ojos. Un nuevo grito la devuelve a la realidad.
Nora acaba de alcanzar a Iria y está forcejeando con ella para tirarla al
suelo. Alejandra deja atrás sus pensamientos y ese banco y corre hacia ellas.
Cuando llega, Iria ya está en el suelo y Nora está encima suya haciéndola
cosquillas.
-¿Qué decías del autobús? Es que me ha parecido entenderte
mal…- dice Nora sin parar de hacerla cosquillas.
-¡Nada, nada! Para joder que ya me duele la tripa y se me va
a ensuciar toda la ropa- dice Iria entre carcajadas.
-¿Seguro? Porque yo he entendido otra cosa.
Iria ya no puede contestar. No para de reírse, le falta el
aire y la tripa cada vez le duele más.
-Anda Nora déjala ya, creo que ya ha aprendido la lección-
dice Alejandra riéndose.
-No sé yo. Bueno, por esta vez te libras, y dale las gracias
a Ale que parece que es tu ángel de la guarda, pero como te pille y estemos
solas no vas a tener a nadie que te ayude… recuérdalo.
-Vale vale entendido- contesta Iria incorporándose-.Lo que
usted mande- dice simulando una reverencia y sacándole la lengua.
-Así me gusta. Y ahora venga deja de hacer el cenutrio y
vámonos que llegamos tarde.
Iria le lanza una mirada de odio pero enseguida se
transforma en una sonrisa.
-¡Ay cuanto las quiero yo!- dice Nora y las tres se abrazan.
-A todo esto, ¿dónde vamos?- pregunta Alejandra.
-Es una sorpresa querida, lo sabrás cuando lleguemos- dice
Nora con aire misterioso.
Iria y Nora se ríen y Alejandra las mira, confusa. Sí, es
cierto, no hay nadie como ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario